Voy a por una cerveza, voy pa la cocina,
No me queda ninguna así que bajo
y se la compro a la china.
Asomada en la ventana está la cotilla de mi vecina,
y eso que ella se pone fina,
despotricando y malhablando
en los bares de cada esquina.
Cuando llego a casa
la perra está que trina,
porque sabe que los huesos
son para la canina.
Mi chica y yo nos ponemos como gorrinas,
nos hemos pegado con poca pasta
una cena que alucinas.
Y nos vamos a la cama
a hacer nuestras cosinas
pa levantarnos alegres por la mañana
y restregárselo a la cotilla de mi vecina.
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